14 septiembre, 2020
, SIN ATENCIÓN

MENDOZA, TIERRA FÉRTIL PARA EL CONTAGIO

Mientras aún lloramos a nuestra compañera Carina Jaquelina Cuenca, del barrio Constitución de San Rafael, que falleció ayer después de 22 días luchando contra el Covid-19, insistimos en nuestros reclamos: en el barrio Los Hornos, localidad de Guaymallén, el único centro de salud cercano es el Nº 174, que sólo dispone de un médico y una enfermera. Nuestra vecina Lucía Krier nos relata cómo le afecta este abandono: “Mi hijo de un año y medio es asmático crónico. Cuando fuimos al centro de salud porque sufrió un ataque de asma, la enfermera me atendió desde la ventanilla y me indicó cómo hacer para darle yo una inyección. ¡Obviamente no lo hice! Así que tuvimos que ir hasta el Hospital de niños, que está a 10 km del barrio”. Además, Alicia Oropel suma su voz a estos reclamos: “Mi hija fue operada para corregir su miopía y este año debía hacer el examen de vista, pero no conseguimos turno para el control”.

La pandemia apretó fuerte al debilitado sistema de salud mendocino, que está al borde del colapso: la provincia ya tiene más de 14.000 casos confirmados. En Guaymallén, 8 de los 23 centros de salud permanecen cerrados y, de los que están abiertos, muchos fueron reservados para atender personas que presenten síntomas de coronavirus: esto hace que muchos centros estén desbordados. Carla Alessandra, vecina de Los Hornos, comenta: “El Centro de Salud Nº 174 atiende únicamente por la mañana; si alguien se accidenta en otro momento del día, debe trasladarse hasta el Micro Hospital ‘Puente de Hierro’, a 12 km. Como si fuera poco, muchas vecinas que precisaban atención ginecológica fueron derivadas al Centro de Salud Nº 212, que está a 7 km”, cuenta Carla.

El intendente de Guaymallén, Marcelino Iglesias, con total indiferencia y desligándose de la responsabilidad por los problemas del sistema de salud municipal, declaró en radio que “todos los inviernos tenemos situaciones críticas de unidades intensivas y hay que internar personas en guardias y hasta en pasillos”. Así, cínicamente, minimizó la desesperación que sufrimos ante la falta de camas en la provincia, en un contexto donde la ocupación alcanza el 85.84% en el Gran Mendoza.

Entonces, los barrios pagamos el precio de esta irresponsabilidad, exigiendo desde abajo…

Háganse cargo.
O váyanse al carajo.