21 marzo, 2020
,

Resistencia comunitaria

 

 

En estos tiempos de incertidumbre ante lo que vendrá, quienes ya estamos acostumbradas a vivir en comunidad, volvemos a gritar juntas. Hace tiempo que nos bancamos las paradas más difíciles sin soltarnos la mano jamás, muchas terminando siempre en la prostitución como única salida. Como asegura Violeta Ríos Alegre, aún en tiempos de pandemia, no hay alternativa: “No se puede decir ‘bueno, hoy no salgo’ porque morís de hambre”. Ahí es cuando le damos más fuerza al poder de la organización: “Y lo saben también ustedes, las villeras: ante la pobreza estructural, las compañeras se ayudan entre las que sufren la misma situación”. Sí, lo afirmamos en cada trabajo comunitario que tejemos, en cada comedor o merendero que sostenemos, en nuestros talleres, en las rondas que nos hermanan o en las cooperativas que construimos para generar laburo digno que también nos permita estudiar y acceder a la salud.

 

Para algunas, para algunos, no es tan fácil quedarse en casa por ninguna cuarentena; es muy difícil si vivimos hacinadas, sobreviviendo el día a día, o en la calle. Así pasamos los días, “pensando otro tipo de familiaridades que le dan sentido a la vida”: “Si estás en contacto con gente a través de intercambios íntimos, estás en contacto directo con otra persona. Y gran parte de nosotras no contamos con un respaldo familiar y social para tomar las medidas propuestas”.

 

Igualito a cuando hablamos de travesticidio social, en esta coyuntura donde los riesgos se incrementan, «la gente está más agresiva por la paranoia social y el entorno es más violento». Hoy, justito en el Día de la Promoción de los Derechos de las Personas Trans por el octavo aniversario de la muerte de Claudia Pía Baudracco, que se fue sin ver su nombre en el documento, insistimos otra vez en la histórica lucha para que el cupo laboral trans se implemente en todas las provincias del país: “Debe ponerse como prioridad al igual que otras problemáticas». Ya logrado el marco legislativo, el desafío es generar un cambio social y cultural: “Queremos vivir en nuestros propios términos y tener un poco más de amor en este contexto donde los lazos sociales están rotos”.

 

Mientras tanto, en los barrios constantemente fortalecemos el cooperativismo como base, ya que de nuestra economía surgen todos los otros Derechos Humanos básicos porque primero necesitamos comer y laburar. Además, en estos días aumenta la situación es preocupante: “Es urgente que exista un subsidio de emergencia para nuestra población, que garantice el acceso a la vivienda y la alimentación”.

 

Conocemos un solo camino:
es la organización.