20 octubre, 2019
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En el barrio de mí mamá

 

*Por Mónica, hija de Lucía Gómez, vecina de la poderosa asamblea del barrio La Cariñosa en Rosario.

 

En La Cariñosa, el barrio de mí mamá, me crié junto a mis hermanas y  hermanos, y es donde ahora vive uno de mis hijos. Hace un tiempo me mudé a otro barrio, pero allí fui al jardín y a mis primeros y únicos años de educación primaria.

 

En el barrio de mí mamá siempre hicieron falta cloacas, luz y agua potable. Nunca nadie se acercaba a ver cómo vivíamos. Sólo venían en época de elecciones y, como por arte de magia, cómo venían desaparecían. Una vez se acercaron e hicieron una zanja, sólo para poner contentos a los vecinos y ganar un voto, porque ahora cada vez que llueve, esa zanja no sirve para nada. Las casas se inundan igual. 

 

Otro problema importante es que no pasa el recolector de basura. Entonces se armó un basural improvisado en el medio del barrio, y eso genera mucho mal olor y enfermedades. Encima hay un sólo dispensario para los dos barrios vecinos, Hume y La Cariñosa, que sólo está abierto hasta las 18 horas. 

 

Es un barrio muy humilde y hace falta trabajo. Hay quienes trabajan en fábricas pero no les pagan lo que corresponde, ni les dan obra social ni seguro médico. Otros cirujean, es decir que juntan papeles, plásticos, latas, cobre o aluminio. Hay muchas mujeres que hacen manualidades. También hay muchos niños y adolescentes que necesitan un polideportivo o algún lugar donde hacer actividades y divertirse. 

 

Hoy, después de 30 años, sigo viendo los mismos problemas y necesidades que cuando era chiquita. Como también veo a mi mamá, una guerrera que nunca bajó los brazos; que le prepara la merienda a todos las pibas y pibes del barrio y lleva adelante un comedor que aumenta cada día sus raciones, que en dos meses pasaron de ser 35 a 133, un 380% de aumento. 

 

Mi mamá es mi orgullo y ojalá algún día pueda ver su barrio cambiado como ella lo sueña y por lo que pelea cada día. Mi madre me enseñó a seguir siempre para adelante. Por eso le mando un beso, un abrazo y le digo muy fuerte: ¡Feliz día! 

 

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