13 octubre, 2019
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El feminismo villero copó los talleres

 

Ninguna lluvia nos detuvo ayer, ningún día nublado nos va a parar hoy. Desde temprano, todas las vecinas en los diferentes talleres, llevamos lo que el barrio nos enseñó: organización popular y feminismo autogestivo. ¡Todas las villas nos levantamos en colectivo!

 

 

 

«Nosotras no tenemos dónde ir si el violento está viviendo ahí, en el mismo barrio. Por eso decimos que la clase social tiene mucho que ver. Y encima, después hacemos la denuncia y el Estado no responde», María Echeverría, Villa 21-24, taller Mujeres y Organización Barrial.

 

 

 

«Soy Qom, mi padre fue Toba y mi madre Wichí: estoy por ellos. Me interesé porque nadie me invito a un Encuentro Plurinacional de Mujeres y Disidencias. Y cuando supe que existía me dije ‘yo tengo que ir a ese lugar'», Ana Jerez, Los Pumitas, Santa Fe, taller Pueblos Originarios.

 

 

 

«Las disidencias son discriminadas a la hora de conseguir empleo, por eso levantamos la Casa de las Mujeres y Disidencias. Y para contener las infancias trans y gritar contra los travesticidios y femicidios», Susana Zaccaro, Yapeyú, Córdoba, taller de Mujeres Trans y Travestis.

 

 

 

«Me emocionan las experiencias cooperativistas que hay. Me gustaría conocerlas a todas porque si yo compro materiales caros puede ser que otras compañeras lo vendan más barato, es decir, podemos crecer a la par», Karen Escalante, Villa 31, taller de Mujeres y Economía Popular.

 

 

 

«Nuestro feminismo es plurinacional por naturaleza, nuestro país lo es. Las compañeras vinimos de Bolivia, Brasil, Paraguay, Uruguay y muchas descendemos de ahí porque no somos todas europeas acá», Zulema Mango, Villa Cordobita, Bs. As, taller de Mujeres y Feminismos Populares.

 

 

 

“Somos una cooperativa que hace hamacas, mochilas, cartucheras y pilotos. Todo con material reciclado de parapentes y paracaídas. Empezamos desde cero, con donaciones de materiales para las cuatro integrantes», Marisela Escalante, Villa 31, taller de Mujeres y Economía Popular.

 

 

 

«Creamos la Casa de las Mujeres y Disidencias para luchar contra las violencias y ayudar a las compañeras a terminar el secundario. Además, cada vez hay más mujeres que vienen al merendero para comer», Georgina Mansilla, Los Pumitas, Santa Fe, taller Feminización de la Pobreza.

 

 

 

«Es muy fuerte lo cultural. Cuando te dicen ‘querida te lavé los platos», una lo agradece y cuesta poder cambiar eso. Yo lo cambie con mi hija y espero que mi hija lo cambie con mi nieta», Ana Barraza, barrio Santa Rosa, Bs. As., taller de Mujer, Violencias y Maltratos.

 

 

 

«Hay un recorrido histórico. Desde la lucha contra las topadoras en dictadura hasta parar una olla en tiempos de crisis como hoy. Sororidad también es que nos organicemos para que coman las pibas y los pibes», Samantha Noga, Villa 21-24, taller Mujeres y Organización Barrial.

 

 

 

«Nosotras vemos al deporte como una herramienta de lucha y de contención para nuestros pibes y pibas. Porque nos matan todos los días y es verdad que está jodida la cosa pero buscamos la manera de salir adelante», Ornella Martínez, Villa Fátima, taller Mujeres y Deporte.

 

 

 

«Para que nos escuchen debemos marchar porque necesitamos alimentos en los comedores y merenderos que no deberían existir, pero que se abren más cada día. Y también para que nuestros femicidios sean visibilizados», Inés Mérida, Villa Fátima, taller Feminización de la Pobreza.

 

 

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