8 abril, 2019
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En el Yape el carnaval nunca termina

 

Esta tercera edición del corso poderoso se hizo esperar, pero llegó luminoso el dos de abril, contrastando con un feriado tan fuerte como el de Malvinas. Apareció todo vibrante haciéndose lugar entre las preocupaciones cotidianas, poniéndolo todo multicolor desde el corazón del barrio Yapeyú en la ciudad de Córdoba.

 

Este corso llegó para dejar a su paso la estela de la esperanza.

 

 

Las vecinas y vecinos desde muy temprana edad lo esperan cada año para cerrar el verano, quemar las penas y renovar los sueños. Junto a la sensación de calor entre los compañeros, y solidaridad en la organización de resistir sin perder la sonrisa, la alegría y la energía.

 

A pesar de que la crisis condiciona las posibilidades materiales, desde la murguera más pequeña, hasta el murguero más veterano, empezaron a ser felices desde los días precios en que se buscaron las murgas invitadas, promocionar el evento, poner a punto los trajes, estandartes y banderas, fabricar toda la ornamentación, gestionar el escenario, el sonido, bueno…. tantos detalles que tiene una movida de estas dimensiones.

 

 

La convocatoria resultó multitudinaria. La gente fue llegando desde temprano para armar escenario y ornamentar con banderines movedizos que invitaban al corso. Se cortaron las calles aledañas a la Choza, el centro cultural poderoso, por donde harían su desfiles las murgas. Se instalaron banderas y puestos de las cooperativas; del grupo de mujeres, de venta de choripanes, delicias dulces y saladas. Una verdadera fiesta para los sentidos.

 

Un puesto muy especial, el gazebo instalado de La Garganta Poderosa con sus revistas y la Comisión Antirrepresiva quienes tuvieron a cargo el servicio de información del Control Popular de las Fuerzas de Seguridad, transformando en diálogo tanta duda que se mezcla con miedo de ser detenido algun día sólo por aportación de rostro y de clase.

 

 

 

No podía faltar la espuma loca en esta ocasión tan lúdica y expresiva. El carnaval tiene en nuestros pueblos este significado del período liberador, nacido de la cercanía con la cuaresma católica donde las privaciones son de rigor: el ayuno , el recogimiento y sobre todo la soledad que pueden tener significados de tristeza.

 

Cuarenta días antes de semana santa hay que aprovechar la vida y la fiesta porque luego habrá que recibir las privaciones cotidianas. Algo así como un descanso y una renovación de fiesta para lo que viene del año productivo. Nos servirá para resistir en las calles una crisis que generan los sectores dominantes plagada de especulaciones electorales.

 

 

Este Corso carga pilas para que la diversión compartida no sea un escapismo de la realidad sino todo lo contrario, una toma de conciencia de la necesidad de unirnos y resistir para la defensa de nuestros derechos a la vida digna, libre y en condiciones de urbanización que siempre postergan los que viven en zonas favorecidas.

 

Enarbolados los colores de la murga anfitriona «Los Inquietos poderosos»; el rojo, el amarillo y el verde. Entonces la solidaridad se abre, como una flor en un verano tardío que antes de morir deja su perfumado legado. En cada corazón el ritmo va uniéndose a los tambores, las carcajadas y correteos que convierten en magia todo lo que aparece.

 

A medida que la tarde avanzaba comenzaron desde el escenario la entrega generosa de los artistas locales e invitados. El trap, cuyo estilo nos va acostumbrando al ya clásico rap pero bordeando melodías urbanas en donde las canciones hablan de la vida, de la gente. Los Caporales de la Virgen de la Candelaria trajeron esa mezcla tan curiosa de religiosidad y expresiones populares. Y por las calles, ante los ojos ávidos de los que aplaudían su paso, una a una fueron desfilando las murgas con sus coreografías de saltos, destrezas y vivacidad. Cuando alcanzaban al grueso de espectadores se armaban las rondas, las matanzas que invitaban a ingresar en el círculo de los cuerpos con sus canciones y movimientos.

 

 

Toda una explosión expresiva cuyo multicanal de música, letras y danzas entregan a la comunidad desde el mismo pueblo el único alimento que provee a la humanidad más básica: el Arte.

 

Abrió el desfile la murga de la Asamblea de Los Cortaderos “Poderoso Carnaval”, cuya denominación titulaba el evento bajo la consigna de “Sacate la gorra y ponete la galera”, instrucciones liberadoras de la murga anfitriona del barrio: “Los inquietos Poderosos”. Galeras que representan a los artistas, galeras de fantasía para repartir esperanza a los decaídos y a los que no encuentran aún la salida de la resistencia.

 

También fueron de la partida las murgas “Caprichoso rejunte”, “Los colgados de la Luna” y “Los descontrolados de Alberdi”, estas últimas representantes del vecino General Paz y la barriada histórica donde en los sesentas brotaron cordobazos y doctorcitos universitarios.

 

Cuando la noche se fue apoderando de la fiesta, y el gentío no paraba de generar algarabía, encuentro y distensión, llegó el momento cúlmine de la estrella del evento: Una preciosa Moma , creada cual diosa que no tiene miedo de acusaciones paganas, ritualiza en su quema el consabido entierro del Carnaval. Los seres humanos nos manejamos cronológicamente, ordenamos períodos, organizamos calendarios para concluir y empezar ciclos todo el tiempo.

 

 

Por eso el carnaval se espera, se disfruta y se despide. Una hoguera se lleva los pecados y tristezas, también permite la expresión de deseos luminosos para un futuro mejor, al menos no tan riguroso como el tiempo invernal que ya se sabe, sólo es mitigado junto a los otros, compartiendo lo que se tiene y recibiendo lo que se necesita.

 

Así se contagió este carnaval que elige una galera para brindarse en un espectáculo compartido y popular.

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