7 enero, 2019
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«El silencio no es salud»

En Villa Cildáñez hay cenizas. Pero cenizas de verdad. El 25 de agosto de 2018 se incendió el CeSAC N°14, un edificio que debía ser transitorio pero llevaba casi 41 años funcionando. ¿Y los detectores de humo? ¡Sin funcionar! ¿Y el presupuesto para mantenimiento? ¡Inexistente! ¿La vigilancia que al instante debió avisar? La habían dado de baja. ¿Y los restos encontrados de asbesto, material cancerígeno, altamente ignífugo que no pudo evitar que el fuego destruyera el lugar en cuestión de una hora? ¿Hay respuestas, para tantas preguntas?

 

¿O ya no quieren preguntar?

 

Hay vacío. Pero vacío de verdad. Porque la foto no es del día después del siniestro, es actual. No hicieron nada. De hecho, hace un año y medio prometieron inaugurar otro CeSAC en octubre pasado, pero pararon las obras. Y Gabriel Armando Battistella, subsecretario de Atención Primaria, Ambulatoria y Comunitaria, aseguró que lo abrirían el mes pasado, pero volvió a mentir. Ahora, dicen mayo.

 

Ver para creer, al chamuyo cipayo.

 

Hay ardor. Pero ardor de verdad. Porque los tráilers donde hoy se atienden las vecinas y vecinos no tienen ventilación ni insumos, ni equipamiento ni rampas de acceso ni sala de espera. ¿Dónde desespera la comunidad? En la calle, en el asfalto, bajo los rayos del sol o la lluvia. Justo ahí, donde el 2 de enero se desmayó una señora, deshidratada.

 

No les importa absolutamente nada.

 

Hay dolor. Pero dolor de verdad. Porque el 13 de diciembre pasado, Cinthia Báez, de 23 años, fue impactada por un rayo, a metros de los tráilers sanitarios. El dador de oxígeno faltó. El desfibrilador no funcionó. ¿Saben qué pasó?

 

Murió.

 

Hay desinterés. Pero desinterés de verdad. Porque mientras las y los trabajadores se negaron a ser relocalizados en otros establecimientos para no desamparar aún más al barrio, por decisión del Gobierno porteño, Cildáñez ya no cuenta con controles de niños y embarazadas, acompañamiento terapéutico, odontología, ginecología, cardiología y pediatría. Se acabaron los programas de tuberculosis, salud sexual y reproductiva, de consumo problemático de sustancias, de diabetes y obesidad.

 

Tiene enfermo el corazón, quien avala tanta crueldad.