9 agosto, 2018
,

Ya es historia, que sea ley

 
 
*Por Nelson Santacruz, comunicador de la poderosa asamblea de la villa 21-24.
 
 
“Vinieron. Ellos tenían la biblia y nosotras la tierra. Y nos dijeron ‘cierren los ojos y recen’. Y cuando abrimos los ojos, ellos tenían la tierra y nosotras la biblia”, derramó de su tintero Galeano alguna vez. Pues es opresora la institución que va en contra del pueblo a nombre de la cruz, sino pregúntenles a los originarios de nuestra Latinoamérica. Sino pregúntenle, a los bebés repartidos por ahí durante la dictadura con el bautismo de un cura. Sino pregúntenles a las mujeres condenadas a la castidad porque “es pureza”. Sino pregúntenle a las que quemaron vivas por herejía. Sino pregúnteles a la comunidad LGBTIQ abandonades por un dios patriarcal y homofóbico, en el más arduo castigo de los hombres de la tierra. Y entonces, claro, somos miles los que pedimos que quiten el rosario de sus ovarios. Pero somos millones también les que deseamos que lo quiten de nuestras cabezas. Ojo, igual. ¡Guarda! No se enojen, por favor les pido, con la Iglesia. 
 
 
Ayer, historia.
 
 
Hacía mucho frío, de verdad. Se congelaban los dedos y teníamos los pies empapados de emoción porque estábamos unidos y unidas. De un lado el himno nacional, el rezo, el odio y la contramilitancia encarnecida por argumentos abstractos. Y del otro la vida, la música, la fiesta, el color, la diversidad, las carcajadas, el abrazo, el beso: el pueblo. Porque quien entiende el dolor ajeno y la pelea es pueblo, y quien mira sus pies y solo sus creencias está sometido. No había nazis ni cómplices de la dictadura militar en la marea verde ni iglesias que viven de nuestros impuestos. ¿Marea? No, siempre digo que fue maremoto.
 
 
Ayer, historia. 
 
 
“¡Vamos todavía, vamos!”, soltó la vicepresidente de la nación. Eso es opinión. Tenemos un Estado de opinión mediatizado, no un Estado de derecho garantizado. Vamos nada, ¿saben por qué? Porque no van a ningún lado, solo las pibas fueron y van tras un sueño. Tampoco se vuelve de negarle el paso a una mujer como Nora Cortiñas, de prohibirle su mirada porque le tienen miedo. Entonces el Ministerio de Seguridad les exigió ese otro requisito, terminar antes de las 22 y no dejar ingresar a los Derechos Humanos al recinto.
 
 
Ayer, historia.
 
 
No lo leímos, lo vemos en los barrios a diario, lo escuchamos de nuestras viejas. La represión indirecta de la clandestinidad sigue, y la pregunta es en torno a si van a seguir saliendo con los paños celestes para exigir la ESI y mejor sistema de salud, pero sabemos que no lo van a hacer puesto que su contramilitancia ya tuvo fin. En palabras de algún intelectual de por ahí… Los países que legalizaron el aborto deberán dar cuenta de por qué lo hicieron mientras que nosotres deberemos explicar por qué nos demoramos tanto. 
 
 
Mientras sigan pensando que “hay violaciones que no tienen violencia sobre la mujer”, vamos a salir a la calle, como todos los días. Hasta que ley sea, hoy, historia.

Relacionadas

VIOLENCIA DE GÉNERO
23 enero, 2024

JUSTICIA POR G Y A