24 agosto, 2018
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Estado de abandono

 
 
La zona del Salado Norte en la provincia de Santiago del Estero es un territorio olvidado por el Estado. Se extiende por los Departamentos de Figueroa, Alberdi y Moreno. Aquí, decenas de comunidades luchan desde hace años por sobrevivir.
 
 
Esas colectividades se han dedicado en su mayoría a la cría de ganado, la agricultura familiar, la apicultura y cultivos como la alfalfa, pero estas actividades están en peligro de extinción. Es que sin agua para sus animales y para el riego, cada vez es más difícil continuar. Animales muertos, cultivos que jamás florecen, y nada para tomar: no hay agua para decenas de familias.
 
 
A la escasez se suma el accionar de los terratenientes de la región que desvían el curso de los canales hacia sus campos, los desmontes y desalojos de tierras ancestrales. Como si fuera poco, los caminos se vuelven intransitables en días de lluvia, haciendo que sea imposible llegar al hospital en caso de emergencia, o transportar la producción familiar para el comercio local.
 
 
¿Cuál es la política pública para solucionar estos graves problemas? Desde hace muchos años, como recuerdan los más grandes de Bandera Bajada, la indiferencia.
 
 
Y como siempre, ante tamaña ausencia, inmensa resistencia: «No hay políticas públicas para nosotros. Hemos llevado nuestros reclamos ante los estados provincial y nacional sin obtener respuestas. Por eso, más de 30 comunidades agrícolas de la zona hemos movilizado el miércoles 22 hacia Bandera Bajada cuyo Comisionado, Cristian Cáceres, siempre nos ha ignorado», nos dice Paola Escobar, militante de la Unión de Trabajadores de la Tierra (UTT) de Santiago del Estero.
 
 
El Comisionado, que el día anterior se había paseado por las radios hablando de la violencia con la que se manifestarían los y las campesinas, al mismo tiempo que ordenaba el tránsito de camiones cisterna para proveer de agua a algunas familias, y entregaba agua podrida a otras contaminando los aljibes que contaban con reserva de agua de lluvia, ayer solo quería recibir a 3 delegados, pero terminó atendiendo a 30, no quería el ingreso de la prensa. Pero los medios populares entramos por la exigencia de quienes se manifestaban.
 
 
En una reunión extensa, escuchó el reclamo por todas las necesidades que aún no fueron resueltas, y las formas o estrategias cominitarias para resolverlas. Y así, entre el derecho humano de acceder al agua potable incumplido, y las frases hechas para responder las preguntas que nunca hubiese querido escuchar, labraron un acta y sellaron un compromiso de trabajo. El próximo 6 de septiembre, los 30 delegados presentarán un diagnóstico de las problemáticas de cada comunidad, para luego establecer una agenda de tareas a llevar adelante para gozar de una vida digna.
 
 

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