19 junio, 2018
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La desconexión no será viralizada

 

Mirá, periodista, no debe haber nada más narcisista que andar contando likes todo el día, pero contar compartidos tiene otra jerarquía, un teg de prosa, una paja de conquistas, cosa de estadistas, ¿vio? No importa si detrás del monitor hay un consumidor problemático de facebook, que no tiene cara, ni libros, ni una sola idea, porque la única pelea está frente a nosotros y ustedes: cuántos otros podés atrapar en las redes. No importa qué, ni cuándo, ni por qué, todos a postear, todas a la carga, todos a demostrar quién la tiene más larga, como si la competencia fuera una ciencia del poder y la verdad, cuando apenas nos permiten acceder a la desigualdad. Y disfrutarla, si ningún obediente nos raja, precisamente por denunciar esa desventaja. Ojalá nos vean, ojalá nos lean sin hacernos la cruz…

¡Y ojalá quieran devolvernos la luz!

Hace más de cuatro semanas, tanto San Blas como las manzanas 14, 18 y 21 de la Villa 21-24, no sólo padecen el teatro antidisturbio, sino también un turbio oxímoron de la invisibilidad: nos exhortan a la virtualidad y nos cortan la electricidad. Suena hostil, pero deben ser detalles irrelevantes, sólo se trata de 6 mil habitantes del montón, afrontando las bajas temperaturas, sin ninguna calefacción y completamente a oscuras. Quizá vuelve a ratitos, cuando ya no se aguantan los gritos, o directamente ni viene, como el móvil de TN. ¿Pero cuál sería la noticia de masas? Si les vale como primicia, ya se quemaron 17 casas. Cada día, debemos bañarnos con agua fría y nunca se llena el tanque, porque el estanque de la población no se ve ni un poco: es tan baja la tensión, que sólo se puede prender un foco. Ahora, ¿la UGIS no debiera bancar la parada para prevenir desgracias? Gilda murió electrocutada, bien gracias. ¿Pero Edesur no hace el mantenimiento permanente? Por el momento, sólo nos piden el número de cliente. ¿Y la emergencia eléctrica que implicaba tomar acciones? Ahí están los postes en pésimas condiciones, las instalaciones a medio acabar, el cableado irregular o los transformadores obsoletos.

¡Pero qué luces tienen sus chetos!

La realidad no es fácil de transformar y mucho menos a este ritmo, pero es mucho menos difícil cuando cambian un algoritmo. Y si no miralos, ahora te llegan menos los buenos y más los malos. Pero no, ni existe ni existirá canal de comunicación con mayor lujo de detalle, que la población dándole flujo a la calle, como hicieron las gargantas de tantas, pero tantas mujeres: no habría media sanción, con 140 caracteres. Pues mal que le pese a la prensa amarilla, el pajarito nunca llegó a la villa, ni sus comparsas de vanidades, ni esas falsas identidades que ajustan la careta de la belleza y el dinero: twitter sí, alcanzó la pobreza cero. Casi todos ahí opinan como ricos, aunque facturen como trolls, aunque cobren en sobres, ¡aunque laburen como pobres!

Calma, calma, ricos de alma.

No obstante, fuera de cualquier sesgo, ha sido muy importante la «mesa de riesgo» que intentaron implementar, para disimular la desidia del Estado y para recomendar «no consumir demasiado», antes de brindar una verdadera solución: «Guarden muchas velas adentro de un cajón». Asesinos, en realidad quieren que guardemos vecinos, enterrados por la precarización, incinerados como Jorge Balbastro y Francisca Alarcón. Nos quieren quemados entre sus sobras o asustados por el costo del apriete, ¡sus obras terminaban en agosto de 2017! Pero bueno, en el medio pasaron cosas: mientras denunciábamos en televisión sus razzias escandalosas, un camión tocó un cable de alta tensión en el barrio Tres Rosas, donde un perrito quedó pegado. ¿Si hubiera sido un chiquito? No te lo hubieran contado.

Y sí,
acá estamos,
allá vamos, insistamos,
compartamos una y otra vez,
desconectados de toda irrealidad:
hace un mes que no tenemos electricidad.

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