27 febrero, 2018
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Muchos años de gestación

No parece difícil de entender, poder acceder a un aborto seguro no tiene que ver con un corazón impuro, ni con una vertiente de la valoración moral: tiene que ver, únicamente, con tu condición social. No se trata de valentía, se trata de economía. Y sí, puede que asuste o suene a exhorto, pero es así de mortal: te guste o no te guste, ¡aborto va a haber igual! Salú a todas las corrientes de todas las creencias, a las coincidencias y muy especialmente a las disidencias, porque nosotras no venimos de barrios justicialistas o marxistas-leninistas, ni de alguna villa con recia retórica, ni de una costilla de la iglesia católica. Venimos de suturas vecinales y culturas marginales que siempre contamos con los curas villeros para denunciar las torturas de los noticieros, del mismo modo que Juan todavía nos ayuda a ordenar los desbarajustes de la economía popular: los respetamos de verdad, porque siempre nos dieron una mano, sin exigirnos fidelidad al Vaticano. Y sí, hay compañeras que no quisieran legalizar, pero también hay otras que necesitan abortar, como tanta niñita de Recoleta, aunque no les alcance la guita porque nacieron en Zavaleta. ¿O por qué gritar urgente, de cara al Congreso? Justamente por eso, porque hicimos un proceso que nació en la militancia antipatriarcal y creció hasta una instancia crucial. Con libertad, sin prepotencia, jamás ocultamos la diversidad, ni la divergencia de nuestras ranchadas, zonas regadas por Perón y la religión, entre la universidad que milita y la dignidad de Evita, entre los ideales del Che y los parámetros barriales de la fe, entre la muerte infantil clandestina y la suerte más hostil de América Latina. ¿O dónde está la bajeza del siniestro sistema penal? Justo ahí donde empieza nuestro problema territorial. Pues vivimos como crecimos y tantas veces morimos, en cada debate intenso, buscando el consenso para usar el pañuelo, empujando desde atrás en suelo contradictorio. Que acá se nota más, porque hay menos envoltorio. Ni unidas en el espanto, ni santos venenos. ¿Y mientras tanto? Ni una menos. Ningún futuro puede ser tan corto, tan duro, tan parcial, tan fortuito…
Donde exista un aborto,
¡seguro, legal y gratuito!

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