La frase del título está escrita en varias paredes de la ciudad de La Plata, y busca cicatrizar esa vena abierta que dejó hace casi cinco años aquel fatídico 2 de abril.
Ese día incluso los vecinos del más privilegiado centro platense supieron lo que es vivir la inundación. No se imaginaron, y muchos aún no se imaginan, que lo que vivieron ellos entonces, se vive con cada lluvia en el barrio Altos de San Lorenzo.
No se imaginan lo que es entrever en cada nube negra la amenaza siempre latente de colchones mojados, de chapas derruidas, de zanjas desbordadas. No se imaginan nada de eso, porque no conocen lo que es la vida de un barrio sin las condiciones de saneamiento y urbanización con las que siempre contaron.
Por eso tampoco conocen los brazos entrelazados de sus vecinos, ni la mirada de sus ojos incendiarios tras la cortina empapada de la lluvia, ni la garganta visceral de un barrio como Altos de San Lorenzo que no ahoga su voz, ni en la noche más tormentosa.
Por eso, para abrirle paso a su grito, se necesitan muchos granitos de arena y muchas manos, que colaboren con: chapas, membranas, materiales de construcción y/o colchones.
Con tu ayuda, el barrio demostrará una vez más, ser todo eso que el agua no tapó y nadie podrá tapar.
Para acercar tu solidaridad, podés comunicarte al 2216151448 o escribiendo a colectivolapoderosa@gmail.com
