23 enero, 2018
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«El asesino de mi bebé cuida al tuyo»

 

 

* Por Federico Cabanillas,
padre de Santi, bebé asesinado por la Policía de Córdoba.

 

Durante dos años, habíamos intentado tener un hijo. Y finalmente llegó, un niño hermoso, un bebé que logró enamorar a todo un barrio. Pero un año y nueve meses después, toda esa luz se nos apagó: la Policía nos lo arrebató, sin posibilidad de cantarle una canción, de darle educación o de verlo sonreírle a la vida.

 

Tenía dos pasiones, Santino, porque yo soy hincha de Talleres y mi compañera, Cintia, de Instituto. Y entonces, para evitar peleas, habíamos tomado una foto suya con cada camiseta, dándole y dándonos el tiempo para dejarlo elegir, cuando tuviera edad suficiente, una edad que nunca será, porque a mi hijo le quitaron el derecho a elegir quién quería ser, ¡le quitaron el derecho a crecer!

 

Un día como ayer, otro maldito 22 de enero, hace dos años, viví el peor día de mi vida. La policía me había acusado de participar en un tiroteo y, por las dudas, me dieron una paliza tal que terminé en terapia intensiva, con un stent. Pasé 21 días injustamente en prisión, pero me liberaron ese mediodía, porque no pudieron sostener la mentira. Y desde que salí, hasta las nueve de la noche, fueron las horas más felices que recuerdo. Mi hijo reía en mis brazos y jugábamos en el frente de mi casa, cuando de repente, dos policías que corrían a los tiros a dos adolescentes pasaron justo por allí.

 

Desde entonces,
todo fue muerte.

 

Me rompieron la vida. Pero nos levantamos. A través de la lucha, conseguimos que detuvieran al efectivo que disparó y asesinó a mi hijo: el sargento Guillermo Sebastián Torres. Aunque la Policía de Córdoba distorsionó la investigación, plantando un arma a los menores y armándoles una causa, por la que estuvieron presos, esa farsa también se les cayó: la Policía Científica determinó que aquel proyectil coincidía con el arma reglamentaria de Torres y no con esa pistola que les habían metido a los chicos. Por esto, en octubre de 2016 quedó detenido, pero eso no fue todo: a los pocos días, apareció un video de dos oficiales hostigando y privando ilegítimamente de su libertad a dos jóvenes del barrio San Roque, donde también participaba Torres.

 

Claramente, era su insana costumbre. Pero a pesar de tantas pruebas y tanta pelea, la Jueza Anahí Hampartzounian determinó que no había mérito suficiente, omitiendo la posición del Fiscal Carlos Matheu, que consideraba justo llevarlo a juicio. Desde julio del año pasado, este criminal goza de libertad para entorpecer la investigación. Y la causa todavía aguarda una resolución.

 

¿Y mientras tanto?

 

Y mientras tanto, la represión no ha parado en el barrio: el último 22 de octubre, la Policía mató por la espalda a Ezequiel Varela, otro vecino mío, de 17 años. Y no les bastó: le pasaron con el patrullero por encima… ¿Vieron la foto? ¿Se pusieron en mi lugar? ¿Pueden intentarlo? A veces, me da miedo pasar por el frente de mi propia casa, porque temo que la Policía me mate sin más, pero ni yo ni mi familia vamos a abandonar la lucha, porque las viseras de todos estos pibes tienen mucho más valor que una gorra.

 

El dolor no se mata.
Y el amor no se borra.

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