11 octubre, 2017
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Un lío bárbaro

 

Dijeron que Messi era un pecho frío y que Zavaleta es una zona caliente. Que no sentía la camiseta y que los villeros no sentimos el laburo. Que no era latinoamericano y que nosotros no somos argentinos. Que sólo le importaba la plata y que sólo nos importan los planes. Que era malo por haberse ido y que somos malos por haber venido. Que vivía jugando a la Play y que vivimos mirando la tele. Que lamentablemente no era como Maradona y que desgraciadamente somos como Maradona… A ustedes, barriletes cósmicos de los medios marcianos, ¡gracias! De no haber sido por esa burda e histórica estigmatización que sufrimos las villas, jamás nos hubiéramos atrevido a sospechar de los dedos que señalaban a Lío. Pero el espanto nos unió, como nos une su fútbol, su garganta y su inapelable argentinidad. Ojalá digan ahora que le falta una copa o que larguemos el vino, que lo llevan por marketing o que nos llevan por choripanes, que no genera peligro o que somos la inseguridad. Digan lo que quieran, pero ya no podrán tapar este grito al unísono entre los migrantes del desempleo y el crack “europeo” que hace instantes volvió a demostrar, con creces, todo eso que vos ya sabías: ¡Hablan boludeces, todos los días!