3 junio, 2017
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Nos pegaron pero no nos rompieron

*Por Alba Curaqueo – Secretaria General de  ATE Pico Truncado, Santa Cruz.

 


Son muchas las injusticias que golpean al trabajador estatal, y por eso salimos a la calle a reclamar.

 

Porque veíamos cómo las instituciones iban decayendo cada día más; por los salarios de los trabajadores activos y pasivos que continuaban sin pagarse en tiempo y forma; por el incremento de la canasta básica a causa de la inflación que aumenta diariamente; por los despidos de los trabajadores privados y, consecuentemente, el cierre de los pequeños negocios que se ven perjudicados por la disminución de consumo. Además, nos alertamos por los continuos rumores acerca de la entrega de la Caja de Previsión Social, y por lo tanto de nuestros bienes, al Gobierno Nacional.

 

Pensamos que es imprescindible que el Gobierno provincial y el nacional trabajen en conjunto. Solo de esa forma, la provincia podrá salir de la desesperante situación a la que se vio arrastrada producto de muchos años de un gobierno que, definitivamente, no ha hecho las cosas bien.

 

Por todo lo mencionado y ante la falta de respuestas, luego de 5 meses de reclamo, el 10 de mayo decidimos cortar la Ruta Nacional N°3, en el ingreso a la ciudad de Río Gallegos, en simultáneo con otros puntos de la provincia. Quienes acompañaron la medida fueron trabajadores afiliados a ATE, pero estábamos allí por todos. Algunos dirigentes tomamos la determinación de acompañar la lucha de estos compañeros, ya que todos somos trabajadores del Estado.

 

El domingo 21 de mayo había tensión en el ambiente. Desde la noche anterior, nos había llegado la información de que un camión hidrante y personal de Gendarmería Nacional tenían la orden de ir al corte. En el momento que llegaron los gendarmes no tuve miedo ni me sentí intimidada: sentí orgullo de estar ahí, con mi bandera argentina mientras entonábamos el himno.

 

En ese momento, todo se tornó en una película en cámara lenta. Avanzaron contra nosotros, jamás pensé que nos golpearían porque la mayoría éramos mujeres. Sin embargo, nos pechaban con sus escudos, por debajo, y tiraban bastonazos. Eso nos causó, a la mayoría, hematomas en las piernas. Recuerdo a una compañera de avanzada edad alzando la bandera argentina hasta que un gendarme salió de la fila para pegarle un bastonazo. Logré cruzarme frente a él para defenderla y retrocedió. No nos veian como personas sino como obstáculos que, según órdenes, debían sacar de la ruta.
En total, hubo 12 trabajadores heridos que fueron atendidos en el Hospital Regional de la ciudad. Ningún caso fue de mayor consideración, afortunadamente, pero seguirán en observación debido a que recibieron gas pimienta en los ojos. Los detenidos fueron dos: no nos quedamos tranquilos hasta que recuperaron su libertad, cerca de las 23:00hs de ese mismo día.

 

Luego de la represión decidimos quedarnos a la vera de la ruta para continuar manteniendo nuestro reclamo, reorganizarnos y seguir en la lucha. Es necesario trabajar conjuntamente, realizar asambleas en cada pueblo para no cesar el reclamo en las calles. Mantenemos la lucha a pesar del frío para que nuestro reclamo sea oído. Las bajas temperaturas son parte de la vida diaria, no es un obstáculo para llevar a cabo una acción gremial. Nos golpearon pero no nos rompieron ni quebraron nuestra lucha.

 

Vamos a seguir construyendo nuevos sueños, siempre desde las bases.

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