12 mayo, 2017
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Sin malabarismos, marche preso

*Por la poderosa asamblea del B°San Juan Bautista, Formosa.

 

En el semáforo de la esquina de Martín Rodríguez y Gutniski, en el barrio formoseño de Villa del Rosario, un laburante de 31 años se encontraba haciendo malabares para pucherear. Hacía volar sus pelotas de tenis por los aires, hasta que intempestivamente varios uniformados de la Policía de Formosa intentan detenerlo, como es habitual en todos nuestros barrios.

 

 

 

-Pero oficial, si yo no hago esto, ¿cómo quiere  que le dé de comer a mi familia? ¿Prefiere que salga a robar?  ¿Usted cómo le diría a su hijo que hoy no puede comer?

 

 

-Eso es problema personal tuyo- le responde uno de los policías.

 

 

Al ser testigos de esta violenta situación por encontrarnos a escasos metros, compañeras de la asamblea formoseña comenzamos a filmar con el teléfono el procedimiento policial. Pero los policías nos ven. Se molestan. Nos enfrentan. Nos arrebatan el celular. Nos da miedo.

 

 

Con el aparato dentro del bolsillo, uno de los oficiales le pide a su colega mujer que reduzca a nuestra compañera. Nos resistimos, y no puede obedecer. Nos desesperamos. No nos dan sus nombres porque ellos tienen “derechos”.

 

 

¿Y nosotras?

 

 

“Obligaciones”.

 

 

El malabarista no nos dice cómo se llama, pues no lo dejaron. Lo meten a la camioneta del móvil 19 de la policía de Formosa. Vamos por nuestros medios. El comisario Félix Bogado nos pide “disculpas” a medias: dice que no ve delito y que los oficiales “pueden ser falibles”.

 

 

¿Y del muchacho de los malabares?

 

 

Nada: “Acá no figura su ingreso a la comisaría. Hay que esperar”.

 

 

Desesperados, porque habíamos visto al malabarista dentro del edificio, los vecinos llaman a la comisaría. Al cabo de un rato, desconectan el teléfono. A estas alturas, no sólo se trata de una detención arbitraria: además, lo alojaban ilegalmente en una dependencia policial, sin blanquearlo.

 

 

Los vecinos de la Asamblea Poderosa del San Juan Bautista y compañeros de otras organizaciones, como la Asamblea Permanente de Derechos Humanos, se hacen oír en la entrada de la comisaría. La tensión aumenta. Pasan cinco horas. Incertidumbre.

 

 

Finalmente, liberan al malabarista: no les quedó más remedio que notificarlo por una contravención al código de faltas. En realidad, lo liberamos nosotros.

 

 

Ya afuera, nos cuenta que se llama Emanuel. Que es de Santa Rosa, La Pampa. Que hace ocho años recorre el país ganándose el mango con su oficio. Que nunca lo habían tratado tan mal. Que Javier Ramírez, de Cultura de la Municipalidad de Formosa, le había otorgado permiso para laburar en cualquier lugar de la capital formoseña, siempre que no provocara obstrucción al tránsito.

 

 

Nos dice también que le negaron el derecho a una llamada, que lo amenazaron para que firme una declaración que nos inculpaba a nosotras. Y que entre los espeluznantes aprietes recibidos, tuvo que escuchar de boca de un policía:

 

 

-“Te conviene que te vayas de Formosa porque los accidentes pasan…”

 

 

Ante la gravedad de los hechos ocurridos, una vez más volvemos a gritar:

 

 

CONTROL POPULAR SOBRE LAS FUERZAS DE SEGURIDAD.

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1 Comentario;

  1. Causa bronca e impotencia causa lo sucedido. Y lo peor es que a cualquiera le puede pasar. A no ser que seas el hijo de algún político, porque ahí sí que se cagan en los pantalones estos policías.
    Hay tanto pendejo de mierda drogándose a plena luz del día en cualquier plaza, y estos policías ignorantes van a joder a los que trabajan.
    Menos mal que están ustedes (La Poderosa), que ayudaron a esta persona.

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