Ahora que tiene más de medio cuerpo quemado, que la publicidad mira para otro lado, que resucitó de su propia vida, que sobrevivió a otro femicida, que deshabilita los mandamientos, que necesita medicamentos, que concentra desde abajo, que no encuentra trabajo, que venció a los males de los oprimidos, que denunció sus vales vencidos, que padeció tanta hipocresía y que resistió a punta de garganta contra la Policía, ya no agita desde la comisaría, ni desde la primera plana, ni desde la maldita televisión: Karina Abregú grita, desde la poesía de Susana Thénon, para volver a jugar su propio pellejo, contra las tiendas de la moral que nos quieren imponer, ¡hasta poder tomar las riendas del Consejo Nacional de la Mujer!
¿por qué grita esa mujer?
¿por qué grita?
¿por qué grita esa mujer?
andá a saber
esa mujer ¿por qué grita?
andá a saber
mirá que flores bonitas
¿por qué grita?
jacintos margaritas
¿por qué?
¿por qué qué?
¿por qué grita esa mujer?
¿y esa mujer?
¿y esa mujer?
vaya a saber
estará loca esa mujer
mirá mirá los espejitos
¿será por su corcel?
andá a saber
¿y dónde oíste
la palabra corcel?
es un secreto
esa mujer
¿por qué grita?
mirá las margaritas
la mujer
espejitos
pajaritas
que no cantan
¿por qué grita?
que no vuelan
¿por qué grita?
que no estorban
la mujer
y esa mujer
¿y estaba loca mujer?
Ya no grita
(¿te acordás de esa mujer?)
