29 diciembre, 2016
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La Pacha Mama grita con acento cordobés

*Por Alberto Salas, Movimiento Campesino Córdoba.

 

Córdoba está corriendo serios riesgos de aprobar una ley que significará el desmonte y la destrucción de lo poco que queda de sus montes nativos. Para frenarla, salimos a la calle. Salimos los que hace mucho tiempo ponemos nuestros cuerpos para defender nuestras tierras. Salimos los invisibles, los sin voz, los que vivimos en los montes. Salimos y fuimos un montón.

 

 

Nos acompañaron muchos: organizaciones ambientales, sociales y políticas, estudiantes, algunos legisladores y mucha gente independiente. Gracias a eso, hoy estamos frenando una catástrofe. La marcha de hoy fue un mensaje del pueblo y para el pueblo. Si el pueblo quiere, puede. Desde nuestro espacio, hace más de 15 años que venimos reclamando para que se paren los desmontes, porque nos trae muchísimas consecuencias a las familias campesinas, pero también a la gente que vive lejos de esas zonas: las inundaciones en las ciudades son el mejor ejemplo.

 

En la vida diaria nos afectará mucho, pues la Ley pone en el mismo territorio donde vivimos dos tipos de producción que no son compatibles: la campesina y la mega producción de empresas cuyos dueños nunca jamás pisaron el monte. En un abrir y cerrar de ojos, los terrenos que rodean tu casa que antes eran bosque nativo ahora son desierto: tu propio hogar está rodeada de tierra sin nada, lista para cultivar. Y eso en el mejor de los casos: los grandes productores compran nuestros montes, y no importa quién vive ahí: a Ramona Bustamente, una señora que ahora tiene 90 años nacida y criada en el campo, de un día para el otro le dijeron que se tenía que ir. Para la justicia nosotros somos delincuentes, mientras que defienden a los empresarios que están haciendo desaparecer nuestros bosques.

 

 

Hace un tiempo tenía que hacer una presentación en la Legislatura. Antes de eso había estado participando de la mesa de diálogo y había visto la caradurez de los legisladores. No podía dormir, y empecé a escribir. Escribí desde las entrañas, como ahora, porque esta lucha se nos hace carne. Terminé escribiendo una carta, contando lo mismo que acá, que leí ese día. En ese momento, me di cuenta de que es importante gritar porque tenemos mucho para decir y para denunciar.

 

Lo de hoy fue un buen comienzo para mostrar fuerzas y para que los de arriba tengan la certeza de que seguimos todos en pie de lucha. Hemos venido trabajando cada uno desde su lugar, todos aportando un granito de arena con un objetivo común: defender la tierra y los bosques cordobeses. Hoy cada compañero se vuelve a su territorio y se lleva esta energía, con el compromiso de hacer que más campesinos se sumen a esta lucha.

 

En eso estamos: cada día somos más.

 

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