25 octubre, 2016
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Ministra de Impunidad

Sin dejarnos llevar, haciendo caso omiso a la provocación, acabamos de presenciar el set de grabación montado por la prensa amarilla, mientras Patricia Bullrich caminaba la villa, no para apoyar a Zavaleta en persona, ni para denunciar a sus represores, sino para lavarse la jeta como patrona de los torturadores. Sin haberse comunicado mediante ningún funcionario y sin haberse pronunciado ni una sola vez, la ministra llega al barrio un mes después, haciendo ficción con su propia impunidad, en busca de una reacción que nuestra comunidad no tendrá jamás, porque nosotros sí creemos en la paz. Respaldada por sus vigilantes uniformados y otro par de acompañantes rentados, respondió con silencio a todas las interpelaciones, para no entorpecer esas ediciones que repetirán a granel: ni siquiera llamó por teléfono a las familias de Iván y Ezequiel. ¿Que vino a buscarlos? Dura y brutal ironía, pues cayó custodiada por Prefectura, más la Federal, más Gendarmería. Y sí, será bien difícil que pueda encontrarlos, porque nuestros compañeros están refugiados afuera de la ciudad gracias a la solidaridad de los gremios que nos asistieron, por las amenazas que recibieron de sus «valientes» empleados, esos subordinados que a toda hora padecemos, señalándonos con el dedo:

 

señora,
acá no la queremos,
acá le tenemos miedo.

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