10 septiembre, 2016
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Aquí no se rinde nadie, Carlos

* Por Sonia Alesso, Secretaria General de CTERA

No falta. Nos falta. Porque sí, todas nuestras gargantas vienen gritando hace años que nos falta un maestro. Un compañero. Un papá. Un puño. Y un grito. Nos falta Carlos.

Que la Justicia haya cerrado la causa sobre las responsabilidades políticas del asesinato de Fuentealba, inaugurando la semana del Día del Maestro, vuelve a poner a prueba nuestro valor y nuestra capacidad de resistir a este horrible dolor. Porque sí, mediante la causa Fuentealba 1 se logró condenar a Darío Poblete, el ejecutor uniformado, el cadete del poder, el empleado de la Policía que disparó, pero la causa Fuentealba 2 apuntaba a los autores materiales del crimen, a los poderosos represores que intentaron callar a un maestro, para callar a todos los demás, para que sus alumnos no lo quieran imitar y para que todos ustedes sintieran miedo de volver a gritar. Por eso, tanta lucha. Por eso, tanta angustia. Por eso, tanta rabia.

Los jueces Alfredo Elosu Larumbe y María Soledad Gennari decidieron cerrar la causa y la consecuencia, para que los asesinos de la educación pública nos puedan seguir enseñando la lección, como si no hubiera sangre en el pizarrón. Desde un principio, acompañamos la lucha de Sandra, inmensa compañera de Carlos, dando el presente en cada sesión del juicio que se llevó a cabo en Neuquén. Y por eso hoy sentimos el compromiso, pero también el deber, de hacer pública la actuación de un fiscal con los ojos cerrados: Andrés Azar nunca investigó a los imputados.

Los ayudó.

Pero nosotros no callamos, no descansamos y jamás nos vamos a rendir. Aunque pasen mil años, van a seguir oyendo a Carlos en la garganta del pueblo unido, denunciando a los criminales con nombre y apellido: Raúl Pascuarelli, Carlos David Salazar, Moisés Soto, Adolfo Soto, Mario Rinzafri, Jorge Bernabé Garrido, Julio Cesar Lincoleo, Aquiles González, Rubén Hernández, Pablo Oddone, Félix Torres, Cristian Vázquez Salinas, Luis Alberto Rodríguez y Oscar Antonio Lezama.

De Sobisch, no hay mucho para agregar…
A donde vayas, lo vas a tener que escuchar.

El año que viene se cumplen 10 años del cobarde fusilamiento a la escuela pública, esa institución con vida que nadie jamás podrá matar. Pero por si acaso, acá somos miles dispuestos a educar, día a día, aula a aula, juez a juez, manifestación a manifestación: vamos a enseñarles que un maestro hace escuela en todos los demás. Y que Carlos Fuentealba no falta a clase, nunca más.

 

 

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