27 abril, 2016
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Juicio por el crimen de Ismael Lucena: Día 4

Porque estábamos convencidos de que la sentencia se conocería anteayer, y porque esperábamos una condena ejemplar, la lluvia y la ola polar no pudieron menguar nuestro apoyo, afuera y dentro de Tribunales. Muchas organizaciones sociales y gente autoconvocada nos dimos cita para darle un último abrazo a la familia de Ismael, propiciarles el empujón para que ingresaran a la Sala II con la fuerza necesaria para resistir las ansiedades, los nervios, las chicanas y las fantochadas discursivas replicadas por los abogados defensores.

 

Desde la asamblea poderosa de la Vía Diagonal Norte preparamos una torta con la imagen de Ismael, para festejar el cumpleaños reciente de Isabel, su cuñada y baluarte de esta la lucha. Fue una caricia anímica, que horneamos con los vínculos y las emociones que nos recorren, que si bien no cambian un veredicto, sí nos dejan mejor parados para transitar los momentos más difíciles de nuestras vidas.

 

En la cuarta jornada tuvieron lugar los alegatos de las partes. Inició la vuelta la Fiscal Estela Giffoniello, quien repasó los testimonios de los imputados, los testigos y durante sus réplicas desestimó la teoría de mala praxis que intentó imponer el abogado defensor Morfil, al expresar que la muerte de Ismael se produjo exclusivamente por el golpe recibido en la cabeza, y que los médicos hicieron todo lo que estaba a su alcance para salvarlo.

 

 

Asimismo, insistentemente se refirió a que, más allá de estar vestidos de civil y fuera de sus horarios laborales, accionaron abusando de su carácter de policías. En cuanto a los tres efectivos que operaron en la comisaría, afirmó que en el acta tergiversaron los hechos, encubriendo a los responsables de la golpiza.

 

 

Luego fue el momento para los alegatos del Dr. Pablo Gargiullo, querellante por Marcelo «Pipí’’ López. Sostuvo que el día del hecho los acusados Mondino y Monserrat no salieron a hacer ningún procedimiento policial, ni a prevenir o a evitar ningún delito: salieron a buscar venganza, venganza por mano propia.

 

Julia Albarracín, abogada querellante por la familia Lucena, hizo hincapié en que se limpie el nombre de Ismael, a quien se trató de ensuciar durante todo el debate buscándole antecedentes penales, cuestionando qué estaba haciendo a esa hora en la calle y poniendo en duda qué había consumido en la casa de su amiga.

 

Además, alegó que el gatillo fácil es una subcultura de la represión penal en las calles, que consiste en la mentalidad autoritaria del ‘’fin justifica los medios’’ y que es una práctica generalizada que se traduce en la violación de garantías constitucionales.

 

 

Morfil, abogado de Mondino Becero, intentó justificar el accionar de su defendido, basándose en la idea de que cualquiera puede cometer errores en medio de una confusión. En su defensa, estigmatizó al barrio al señalar que lo sucedido fue en una zona ‘’peligrosa’’ y no en un country, e intentó culpabilizar a las víctimas por no haber acatado la orden de alto.

 

 

El abogado defensor de Monserrat, Blasco, esgrimió sus principales argumentos en la neurosis de una sociedad violenta y el miedo por la falta de protección del Estado, que conduce a la ‘’autoprotección’’. Trató de desvincular a su defendido del homicidio por no haber sido el autor del golpe que llevó a la muerte a Ismael. A la vez, cuestionó el rol de la prensa y los organismos de DD.HH., a quienes acusó de haber mediatizado la causa afectando la objetividad del Tribunal.

 

 

Según Mussi, abogado defensor de Tejerina y Zelarayán, ellos solo cumplieron órdenes e hicieron todo lo que estaba a su alcance y no tuvieron participación a la hora de labrar el acta.

 

 

El último alegato fue el de Escobedo, defensora de González, que intentó minimizar el estado en el que estaba Ismael en la comisaría, al considerar que por pedir un cigarrillo no se encontraba tan grave. En cuanto al acta que hicieron firmar a Ismael y a Pipí, en la cual se  tergiversa la verdad de los hechos, su único argumento fue el ‘’gran cúmulo de trabajo’’.

 

 

La sentencia quedó pendiente para mañana, jueves 28 de abril, a las 14 horas.

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