Antes de volver a gritar nunca más, hoy más que nunca gritamos que no, que no a la importación de ideales, a las relaciones carnales, a la patria entreguista, al Estado terrorista, a nuestra dignidad en venta, a los buitres que representa, al saqueo de la tierra, al Premio Nobel de la Guerra, al Morfeo del capital, al peor bloqueo criminal, a los negocios con asesinos, a sus socios argentinos, a los dueños de la Escuela, a los sueños de Videla, a la tergiversación de la verdad, a la profanación de la identidad, a los pronunciamientos para el óleo, a los sedientos de petróleo, al pasado desangrado, al recado del mercado, a la obediencia servil, a la ausencia de 30 mil, a los bombardeos como ideas, a sus grupos de tareas, al embajador del materialismo, al cóndor del imperialismo, al trasfondo del anecdotario coyuntural, al Fondo Monetario Internacional, a los invasores disfrazados, a sus represores entrenados, al amor clandestino, al dolor palestino, a la clemencia de la suerte, a la Inteligencia de la muerte, a la especulación financiera internacional, a la deuda de la familia presidencial, a los yugos de Clarín, a los verdugos de Martin Luther King, a los ideólogos de la dictadura, a sus técnicas de tortura, a los deportados por la piel, a los atentados a Fidel, a los castigos del banco, a los amigos de Franco, a la profundización de la brecha, a la provocación de la fecha, a 40 años de cinismo, a los engaños del periodismo, a la colonización de la moral, a la restauración neoliberal, a la prosperidad con grilletes, a la libertad para billetes, a las promesas sobre el bidet, a las sobremesas con Pinochet, a la nueva edición de la vieja trama y a la hipocresía de la historia: go home, Obama, que viene el Día de la Memoria.

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