24 junio, 2015
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Luciano no se calla

Si la Policía Bonaerense hubiera detenido, torturado, desaparecido y asesinado a tu hermano en 2008, ¿qué estrategia mediática, qué razón política, qué contexto histórico o qué factores coyunturales te hubieran llevado a cerrar la boca? ¿Y si poco tiempo después hubieran amenazado de muerte al principal testigo de esos apremios? ¿Y si en 2009 hubieran arrestado ilegalmente a una compañera que luchaba por esa verdad, para poder amedrentarla? ¿Y si en 2011 le hubieran querido incendiar la casa a tu madre, mientras estaba durmiendo? ¿Y si en 2012 hubieran perseguido e interceptado a tu otro hermano en un patrullero? ¿Y si en 2013 hubieran raptado y tabicado a uno de sus amigos durante horas en una camioneta, hasta tirarlo sin haberle robado nada? ¿Y si en 2014 otros dos testigos hubieran sido emboscados por la misma Comisaría que lo torturó? ¿Y si acaso en 2015, amanecieras con tu coche incendiado, tras haber logrado la condena a los torturadores?

Así apareció el auto de Vanesa Orieta, hermana de Luciano Arruga.

Y todavía no aparecen las preguntas por ahí, ni las respuestas por allá.

Ni sueñen que el silencio aparezca por acá.