11 julio, 2010
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Relevar y rebelar

Relevar y rebelar.Conciente, convencida, la Revolución Cubana emprendió desde su arribo la lucha contra el analfabetismo. En un país de 6.933.253 habitantes, uno de cada cuatro cubanos no sabía leer ni escribir. Más de un millón de analfabetos reflejaban las condiciones de vida de los sectores populares en la Cuba anterior a 1959, la de la libre empresa y el encierro que provoca la falta de educación. Consecuente con sus dichos, los hechos no tardaron en modificar la realidad.

Concientes, convencidos, en Zavaleta empezamos hace más de un año los relevamientos del Yo sí puedo, el plan de alfabetización cubano, para encontrar a quienes aún sufren la injusticia de no saber leer o escribir. Y luego iniciamos los cursos, que derivaron en los primeros egresos. Y en Córdoba lo mismo, y en la Villa 31 bis de Retiro, también. Todos concientes, convencidos, marchando en colectivo, con esa nafta que también íbamos agregando los vecinos ya alfabetizados, o en proceso de estarlo, para que no se detenga el colectivo que ahora inició los relevamientos en la Villa 21-24, conciente, convencido, de que para lograr una sociedad justa es necesario que todos sepamos leer y escribir este presente, ese futuro, esa historia, esa sociedad, esa justicia.

Campaña Nacional de Alfabetización.En el primer año en que la Revolución inició el proceso que convirtió al mundo en un mundo más justo, la Campaña Nacional de Alfabetización cubana cumplió su objetivo de enseñar a leer y escribir a más de 700 mil personas. “No nos contentaremos sólo con liquidar el analfabetismo, sino que seguiremos aprendiendo y seguiremos enseñando. Liquidar el analfabetismo no es más que un primer paso; después vendrán nuevos pasos, después vendrán nuevas batallas, porque nuestro pueblo tiene que proponerse estudiar, superarse, saber cada día más, para comprender cada vez mejor”, decía Fidel, en el inicio de la lucha contra el analfabetismo, en el inicio de las miles de luchas que el pueblo cubano emprendía con la revolución.

Su ministro de Educación, Armando Hart Dávalos, decía en septiembre de 1961, en la Universidad Popular: “Al inaugurarse en 1959 el Gobierno Revolucionario, alrededor del 50% de los niños cubanos no tenían la posibilidad de escribir la palabra ‘democracia’ y no podía concebirse que hubiera libertad y democracia mientras el 50% de los niños no pudiera escribir la palabra ‘libertad’, no pudiera escribir la palabra ‘democracia’”. Y añadió: “No hay organización escolar ni estructura docente capaz de resolver este problema: sólo una estructura política de masas puede afrontarla y únicamente cuando los analfabetos y los analfabetizadores tienen la comprensión de que realizan una tarea de gran importancia para su desarrollo político, social y económico, es que puede llevarse a cabo el trabajo tendiente a aniquilar el analfabetismo. Los pueblos que tienen un 20, 25, 30, 50 u 80 % de analfabetos deben aprender esta lección de la historia: sólo queda liquidado el analfabetismo allí donde ha habido una revolución social.

Ni un analfabeto.En 1974, quince años después del esperanzador punto de partida de 1959, Cuba se proclamó “Territorio libre de analfabetismo”, y Fidel le dijo al mundo: “Ningún momento más solemne y emocionante, ningún instante de júbilo mayor, ningún minuto de legítimo orgullo y de gloria, como este en que cuatro siglos y medio de ignorancia han sido derrumbados”. Ese mismo año, el presidente de Estados Unidos, John F. Kennedy, pidió al Congreso de su país que votara una partida especial de 50 millones de dólares para liquidar el analfabetismo. Y si hoy la palabra analfabeto en Venezuela, Bolivia, Nicaragua, Ecuador y en la ciudad de Tilcara, en Jujuy, sólo existe en los diccionarios y no en las calles, y no en los barrios, es por ese ejemplo cubano que riega de justicia únicamente a los mundos que quieran ser regados por justicia e igualdad social.

Todos podemos.Convencidos, concientes colectivos, egresados de un barrio relevamos futuros egresados de otro barrio, y así la fuerza del poder popular se retroalimenta con más poder popular. Necesitamos relevar en la Villa 21-24, al igual que en la 31 bis de Retiro, y en Zavaleta, y por eso necesitamos que todos nos rebelemos, para revelar y develar a este sistema injusto, que sangra, que se deshace, que se marchita, marchitando a millones de analfabetos y alfabetos en el mundo. Vení, rebelate, para cumplir el camino que nos trazó José Martí: “Ser cultos para ser libres”. Necesitamos de tu tiempo, de tus ganas, de tu trabajo comunitario, para que todos, podamos leer y escribir nuestros sueños.

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