14 julio, 2008
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La distancia, hecha pelota

  – ¿El domingo a qué hora?, preguntó Matías.
– A las 5.
– ¿Dónde?
– En Campo Norte.

Juan es el primero en llegar esta vez y, a la espera de los demás, se sienta al lado del arco, con la pelota acunada entre los brazos. Piensa, divaga, mientras la cancha se va poblando, cuál será su equipo, o si vendrán las chicas, con la mirada puesta en algún lugar de allá lejos… Y de repente el horizonte se llena de miradas a contramano, de pechos, de manos, de pies. Cada vez más grande, va amaneciendo el equipo de Diagonal Norte, y entonces sí, llegó la hora.

Llegó la hora de poner las reglas, para poder jugar, como medio, y como fin. Antes del resultado y de la gaseosa con galletitas que trajo Simpson, estaba lo primero y lo último, jugar. A eso se encontraron, en cancha de Yerba Buena, dos equipos tucumanos con ganas patear para el mismo lado, aunque se vean pateando enfrentados.

“¡Tocá, tocá!”, le grita el Colo a Martín, que no puede escapar de la marca del Rata, gran defensor, pero finalmente lo consiguen y el Colo sale por la banda, chorreando habilidad, hasta el grito sagrado: ¡Goool!

Al igual que en Buenos Aires y en Córdoba, rueda cada día más grande la pelota del Fútbol Popular, en Tucumán. Y entre goles y golazos, seguimos sumando en realidad mil risas y más abrazos.